Si Nikola Tesla pudiese leer este artículo…
…entonces sabría que a día de hoy su apellido se ha convertido en un símbolo de innovación en el mundo de la energía.
No estamos hablando en absoluto de coches eléctricos lujosos y superrápidos; aunque sean bonitos, atractivos, tengan una tableta y se autodirijan. Eso no es de lo que quiero hablar aquí.
La empresa californiana, ahora mundialmente conocida, que dedicó su nombre a aquel ingenioso y a veces misterioso inventor serbocroata del siglo XIX, y que es capaz de anticiparse a las tendencias más innovadoras del sector tecnológico, muestra una presencia cada vez más notable en el campo de la descentralización de la producción de energía.
En este sentido llama la atención el mensaje que lanzaba la compañía hace unos meses en forma de oferta de empleo.
Tesla, en California, está buscando «expertos en comercialización de energía (Energy Trading)» para formar un grupo de expertos en «negociación» de la energía generada por los centros de generación de energía «virtual» que Tesla está en proceso de «construir».
Aquí no deberían faltar las comillas, porque estos lugares de generación de energía virtual no son más que cientos o incluso miles de baterías que ya existen en los hogares (en concreto la popular Powerwall, por supuesto de la marca Tesla) y que son capaces de almacenar energía generada por fuentes renovables como pueden ser los paneles solares propios de nuestra casa.
Según la propuesta de Tesla, estos “centros de generación” devolverían luego la energía almacenada a la red eléctrica en los momentos de mayor demanda (para los expertos: el famoso modelo de «respuesta a la demanda»), generando un beneficio no solo para las plataforma comercializadoras sino para los usuarios y para el sistema eléctrico en general.
Entonces, ¿cuál sería exactamente la tarea de ese «comerciante de energía» recién contratado en la sede de Elon Musk?
Simplemente negocia con las redes locales de distribución de energía eléctrica (la «red») el precio de la energía que su central eléctrica virtual (que consiste en la totalidad de las Powerwall instaladas en los hogares individuales) inyectará en la red en los momentos de mayor demanda energética. Por ejemplo, hay momentos en los que funcionan muchos aparatos de aire acondicionado, porque hace mucho calor, o en invierno, en las horas nocturnas, cuando se utilizan numerosos electrodomésticos o se encienden muchas luces.
Visto así, sería un asunto bastante banal. Imaginemos que tenemos una batería de este tipo en casa. Hace calor… pero estoy de vacaciones, junto al mar. En este caso, ¿tendría la oportunidad de vender la energía producida por mis paneles solares durante el día a quienes necesiten encender el aire acondicionado o simplemente cargar su coche eléctrico o su patinete eléctrico por la noche? ¡Ojalá fuera tan sencillo!…. pero uno de los mayores retos lo presenta la regulación al respecto.
En casos como el de California, sede de Tesla, y en el de otros estados en los que el proceso de «desregulación» del mercado energético está más avanzado y en los que los agentes del mercado se ven empujados a adoptar políticas de innovación más agresivas, esto es exactamente lo que podría ocurrir en un futuro no muy lejano.
En España en concreto, se lanzó ya hace tiempo la iniciativa que permitiera el establecimiento y la regulación de un mercado de capacidad (es decir, la posibilidad de inyectar energía en la red en momentos de mayor demanda, utilizando las reservas energéticas existentes para compensar las fluctuaciones de la producción de energía procedente de fuentes renovables) que permitiera asegurar las necesidades de energía en el medio largo plazo haciéndose eco del crecimiento constante de las fuentes de energía renovables y de la aparición de otros modelos de negocio. Sin embargo, como el propio proyecto de Orden establecia en su texto “al tiempo que se refuerzan los compromisos de penetración de renovables antes expuestos, se deben articular el conjunto de instrumentos de acompañamiento necesarios que permitan garantizar otro de los grandes pilares del sistema eléctrico nacional, como es la seguridad del suministro”
La Orden TED/1161/2020, de 4 de Diciembre, por la que se regula el primer mecanismo de subasta para el otorgamiento del régimen económico de energía renovables y se establece un calendario indicativo para el periodo 2020-2025, es la consecuencia tangible de lo anteriormente mencionado.
En esta Orden, se da acceso a agregadores de demanda, instalaciones de generación o almacenamiento, incluidas las instalaciones de autoconsumo, a poder participar en el mercado eléctrico a condición de que cumplan con los requisitos que asimismo se establecen y a los que acompañan también penalizaciones en caso de incumplimiento.
Al hilo de la noticia que daba inicio a este artículo, que el uso de la energía almacenada se considere, será fundamental para cumplir los objetivos del Gobierno que prevé contar con una capacidad total de unos 20 GW en el año 2030, frente a los 8,3 GW de almacenamiento disponibles en la actualidad.
Reforzando la evidente visión de futuro de Tesla y los pasos tomados por la administración española, también no hace mucho, Ursula von der Leyen declaraba que “lo correcto es ir eliminando paulatinamente los obstáculos que se interponen en la introducción de las energías renovables”.
Las fluctuaciones «inevitables» recientemente visibles en el mercado del gas y el impacto que han tenido en los costes pagados por los usuarios de este «sistema energético» altamente inflexible muestran con claridad la necesidad y el acierto de desarrollar modelos de gestión y explotación que aseguren una disponibilidad más diversificada y que, sobre todo, nos permitan estar menos sujetos a las fluctuaciones de los mercados dominantes.
powercloud, con su plataforma tecnológica “meter to cash” seguirá contribuyendo a la transición energética posibilitando el camino de estas iniciativas y permitiendo a los nuevos jugadores del mercado que decidan desempeñar un papel decisivo en la configuración de este cambio crear y lanzar ofertas no solo innovadoras, sino también realmente ecológicas así como facilitar la gestión del servicio a sus clientes… incluso cuando el viento no sopla y el sol se ha ido a dormir.